En julio del año pasado, a seis meses de haber dado a luz a mi segundo hijo, contacté con una psicóloga y le dije “me siento frustrada como madre”. Era un grito desesperado. Sentía que había tocado fondo y que estaba fallando como mamá y que me estaba fallando a mí. Desde entonces, he ido cambiando mi forma de ver las cosas y he “abrazado” mi frustración.
Hoy me siento frustrada como madre
Hace dos años escribí un artículo sobre la frustración. Me sentía frustrada con un montón de cosas, y me di cuenta que no estaba siendo flexible, quería que las cosas fueran tal como yo quería y sino me frustraba. Además, no aceptaba que había situaciones que se escapan de mi alcance, que no podía controlar. Me ponía expectativas muy altas, metas retadoras pero en ocasiones inalcanzables, y no me tomaba mis espacios de meditación, análisis de situación y calma.
Hoy me siento frustrada como madre, pero en ese momento me sentía frustrada con mi proyecto laboral, con la vida. Después empecé a aceptar las situaciones, a ser más flexible, y a disfrutar el día a día de los procesos, incluido el confinamiento y mi embarazo en 2020.
En enero de 2021 nació mi segundo hijo y ese estado de felicidad y aceptación me duró hasta que llegaron las vacaciones del mayor y nos encontramos los cuatro en casa sin poder viajar ni avanzar en mis proyectos personales y profesionales. No tenía mi espacio personal, no encontraba tiempo para nada, y me sentía frustrada e infeliz. Por eso recurrí a la terapia. Y poco a poco fui consiguiendo salir de mi frustración para disfrutar el día a día de la maternidad y de otros aspectos de mi vida. Quiero compartirte los cinco motivos principales que me hacían una mamá infeliz y cómo pude cambiarlos para poder disfrutar la maternidad.
- No tener mi espacio personal
Puede que cueste encontrar el momento en el día entre el trabajo, la casa, el cuidado de los hijos, para dedicarse a una misma. Pero es necesario. A veces, solo serán quince minutos para darse una ducha en silencio, ponerse cremas y vestirse. Otras veces, puede ser una hora de caminata o yoga. O quizás un rato de lectura cuando están los pequeños de la casa dormidos.
Yo me di cuenta que cuando no tenía estos momentos, me sentía una madre frustrada y la pagaba con mis hijos o mi pareja: me enfadaba por cosas que no eran trascendentales. Programar el tiempo para hacer esto y comunicarlo a mi pareja para que pueda hacerse viable y posible, fue la clave para sentirme mejor.
También me ayudó mucho encontrar una afición, un proyecto al que dedicarme con pasión. En mi caso, se trata de escribir. No solo en mi blog de viajes sino también relatos que de esos viajes a los que fui dándole una estructura para conformar un texto publicable en formato libro. Y el tener esa meta me ha motivado muchísimo como persona, más allá de mi rol de madre.* También el poder terminar de grabar el primer curso de coaching personal para mujeres en movimiento que ofrezco en formato vídeos, con artículos y ejercicios prácticos para ayudar a mujeres que quieren hacer un cambio en su vida. Quería hacer algo por ellas y ver ese curso terminado, vendiéndose y ayudando a mucha gente, me dio una alegría inmensa.
*El libro «Mientras tanto viajé» se publicó en abril de 2022 y se puede comprar en papel en algunas librerías y en formato e-book aquí.
- Compararme con otras madres
Al mirar en redes sociales o hablar con mi círculo de amigas, primas, hermanas, a veces me sentía menos sola, pero otras veces, era peor. Algunas madres parece que son superheroínas que llegan a todo: la casa limpia y ordenada, las niñas o niños impecables y con un comportamiento ejemplar, y ellas tienen tiempo de ir al gimnasio y trabajar.
Cada madre es distinta y compararme con ellas no me hacía nada bien. No hay una mejor que otra. Cada una somos las madres que nuestros hijos necesitan. Entender las necesidades de nuestros hijos y las nuestras hará que creemos un espacio seguro y evitará que nos sintamos frustradas como madres.
- Intentar hacer todo y ser mega productiva
A veces, aprovecho que el bebé está entretenido con los juguetes para ponerme a recoger la mesa y limpiar la cocina, mientras al mayor le pongo la tele. Pero otras veces, el bebé quiere teta o le molesta algo o simplemente se duerme sobre mí. Sus siestas son de dos horas. Antes, pensaba que esta situación era muy limitante.
Sin embargo, ahora aprendí a disfrutar de ese rato con él. A veces me duermo, otras juego con el mayor como puedo con la mano que me queda liberada de sostener al bebé durmiendo, y otras veces leo. La cocina puede esperar. Disfrutar la maternidad no.
- Pretender que los niños estén quietos y callados
Esta más que un hábito es una pretensión absurda mía, producto del cansancio. Posiblemente otras mujeres también la padezcan. Puede que alguna no lo entienda pero yo me sentía frustrada como madre porque mis hijos no se quedan quietos ni callados un segundo. Bueno, estoy exagerando, pero la realidad es que cuesta mucho que estén quietos, incluso aunque haya recurrido a la televisión como ayuda cuando lo necesito.
Aceptar que los niños son niños y estar en movimiento constante y hablando (o balbuceando y llorando en el caso del bebé) es algo normal, me ayuda. Aún así, a veces, le pido al mayor que esté un ratito quieto y callado para dormirme una siesta porque la necesito después de no pegar un ojo en toda la noche. Pero ya no me enfado ni me frustro si no consigue estarlo, porque entendí que solo tiene tres años y que su constante es el movimiento (y contar historias, que me encanta, todo hay que decirlo).
- No sentirnos capaces
Es importante confiar en nosotras mismas, saber que somos capaces de ser buenas madres. Puede que a veces te sientas frustrada como madre, que pienses “no puedo más”, pero confía en que estás haciendo lo mejor que puedes. No seamos la persona que nos juzga. Puede que a veces fallemos, que nos equivoquemos, y es normal. Si no nos equivocamos no seríamos humanas.
Cómo dejar de sentirse frustrada como madre
A lo mejor, después de leer esto sigas pensando que es imposible no sentirse frustrada. De hecho, creo que es normal que de vez en cuando nos sintamos así. El asunto es que no sea algo que se eternice en el tiempo. Podemos enfadarnos con nosotras mismas un día porque nos equivocamos o porque no conseguimos comunicar a tiempo nuestra necesidad de espacio personal, pero en vez de fustigarnos, vamos a pensar que mañana lo haremos mejor.
La mejor manera de dejar de sentirse frustrada como madre es aceptar que somos humanas, compartir nuestros pensamientos y sentimientos, dejar de juzgarnos a nosotras mismas y de juzgar a otras madres, y sobre todo, disfrutar la maternidad.
Me sentí super identificada. Al principio de mi maternidad sentía que tenía que ser una mamá modelo y que mi hijo tenía que estar siempre impecable. Igual que mi casa y yo misma. Pero después entendí que no es así, que el es feliz si comparte tiempo conmigo, y no importa si tiene ropa sucia o si yo estoy despeinada, lo importante es estar con el.
Tal cual, Sofi. Hay mamás que necesitan tener todo ordenado y limpio. Está bien si es así. Simplemente que eso no te frustre. Si lo que te dice el corazón es que preferís el desorden pero estando con ese ser que es tu hijo, adelante! Va ser el mejor tiempo invertido junto al tiempo que inviertas en vos misma (léase una ducha, una caminata, una lectura o lo que te guste hacer sola). Abrazos a la distancia.