A menudo no nos damos cuenta que tenemos problemas de comunicación hasta que alguien nos lo dice. En el trabajo, en casa, con los amigos, incluso con desconocidos, una comunicación asertiva y eficaz es muy importante para el bienestar personal y la convivencia en general. Gran parte de los conflictos que surgen tanto en el ámbito personal como en el profesional, es por una falta de comunicación.
Como Licenciada en Periodismo, escritora y experta en comunicación asertiva, soy una apasionada de este mundo. Por eso, me gustaría darte algunas pistas para que puedas tener mejores relaciones afectivas y laborales mejorando este aspecto en tu día a día.
Definición de comunicación
Estarás de acuerdo conmigo en que la comunicación es un intercambio de pensamientos, sentimientos, opiniones o cualquier otro tipo de información. Ese intercambio se puede producir mediante palabras, gestos, movimientos y otro tipo de señales. Y como es un intercambio, la comunicación se produce entre una persona que llamamos emisora y otra que llamamos receptora. La emisora es la que está enviando el mensaje (escrito, oral, gestual) y la receptora es la que lo está recibiendo.
Problemas de comunicación
1. Falta de claridad: uno de los principales problemas con los que nos podemos encontrar a la hora de emitir o recibir un mensaje, una comunicación, es el de la falta de claridad. Si no sabemos muy bien qué queremos decir o cómo lo queremos decir, o si hay puntos ambiguos en la información que estamos transmitiendo, el mensaje puede llegar poco claro. Esto es lo que suele ocurrir en el juego del “teléfono descompuesto” o “teléfono escacharrado” en el que la causa de que el mensaje no esté claro radica en que fue otra persona la que te transmitió el mensaje que estás pasando. Por eso, a la última persona del juego le llega un mensaje distinto al inicial. La brevedad y la precisión ayudarán a que el mensaje sea claro.
2. Oír sin escuchar: mucha gente utiliza estas palabras como sinónimos, pero podemos hacer una diferencia entre ellas. Oír y escuchar no son lo mismo. Podemos estar oyendo los mensajes de la radio sin prestar atención a lo que se está transmitiendo. Podemos oír música o una conferencia, sin hacer demasiado caso. Cuando hablamos de escuchar nos referimos a la famosa escucha activa. Escuchar es prestar atención al mensaje completo, a las palabras, las emociones, el lenguaje corporal (si se está presente) y todo el contexto que rodea esa comunicación.
3. Falta de empatía: a veces lanzamos un mensaje sin tener en cuenta los sentimientos de la otra persona, el momento en el que se encuentra, la situación en la que estamos. La empatía es una habilidad social básica que es necesaria para la convivencia con los demás ya que permite entender a la otra persona o, al menos, conocer y respetar su punto de vista.
4. Falta de respeto: estamos ante otra habilidad comunicativa básica a tener en cuenta a la hora de comunicar eficazmente. El respeto es la consideración de que alguien es digno y que sus pensamientos deben ser tolerados, más allá de lo que haya hecho o no hecho. Si iniciamos una conversación utilizando adjetivos descalificativos hacia la otra persona, difícilmente nos escuchará, porque le estamos faltando al respeto.
5. Falta de objetividad: a menudo en nuestras conversaciones con la pareja, las amistades o en el trabajo, damos por hecho que la otra persona experimentó los hechos de la misma forma en que lo hicimos nosotras. Esto nos lleva a utilizar adjetivos y calificar las situaciones con palabras que pueden no ser las mismas que utiliza nuestro interlocutor. Por eso, siempre será mejor referirse a hechos concretos, evitando la carga emocional que le agregamos las personas que los hemos vivido. Esto no quita que luego podamos describir cómo nos hizo sentir esa situación.
Consejos para mejorar nuestra comunicación con el otro
1. Mensajes claros y precisos: evitar confusiones, generalizaciones, juicios, ambigüedades. Palabras como “todo”, “siempre”, “nunca” no ayudan. Si vamos a hablar de una situación concreta, no hace falta utilizar esas generalizaciones. Perjudican la comunicación asertiva.
2. Hablar de hechos concretos: enlazada con la anterior, podríamos decir que la mejor manera de abordar una conversación sobre algo que nos preocupa, es haciendo referencia a ese hecho puntual. Es importante evitar decir que una persona es de una determinada forma en base a ese hecho, porque puede haberse comportado así puntualmente. Una acción no define a la persona. Si queremos hacer alusión a otra ocasión en la que el comportamiento ha sido similar, se puede hacer con mucho cuidado y siempre refiriéndose a hechos concretos.
3. Tener claro el objetivo: me refiero a la razón por la cual nos estamos comunicando con esa otra persona. ¿Quiero conseguir algo de ella? ¿Me gustaría expresarle lo que siento solo para que me escuche? ¿Quiero que me ayude a resolver un problema? ¿Me gustaría que cambie de actitud? ¿Le estoy hablando desde el amor y el cariño o desde el miedo y el reproche? ¿Qué quiero conseguir con lo que le estoy diciendo?
4. Indagar antes de comunicar: antes de acusar a alguien de que hizo o dijo algo, o que no hizo o no dijo algo, es mejor preguntar. Indagar sobre el contexto, los sentimientos de la otra persona en ese momento, te ayudará a acomodar tus palabras para respetarla. Si mi marido está mirando el teléfono en vez de ayudar a los niños a vestirse, podemos pensar que está jugando o viendo las noticias pero tal vez está contestando al chat del trabajo o a una conversación con su familia. “¿Estás ocupado? ¿Podrías vestir a los niños?” son preguntas que ayudarían en este contexto, en vez de frases acusatorias del tipo “ya estás con el teléfono”.
5. Tener en cuenta nuestro estado emocional: antes de iniciar una conversación, ya sea oral o escrita, es importante tener en cuenta cómo nos sentimos al respecto. Si estamos enfadadas, se notará en la voz, los gestos, las pausas, incluso en los puntos y comas a nivel escrito, aunque utilicemos las palabras adecuadas y sigamos todos los anteriores consejos. Sería interesante que antes de comunicarnos, nos tomemos un momento para conectar con cómo nos sentimos, cómo está nuestro cuerpo y qué estamos mostrando a la otra persona.