Cuando terminé mi formación como Coach Profesional y lo comuniqué a mis amistades y familiares, no muchos se sorprendieron. La realidad es que mi historia con el coaching personal comenzó años atrás de esta formación que me llevó a convertirme en Coach Profesional. Esa historia es la que me gustaría contarles en este primer artículo.
Cómo empezó mi relación con el coaching personal
Después de diez años viviendo en España había decidido volver a la Argentina, en concreto, a mi ciudad natal Mar del Plata. Trabajaba a la distancia como responsable de tráfico de pago en el Departamento de Marketing Digital de una empresa española. Me había mudado a mi país de origen porque quería disfrutar de más tiempo con familiares, amigos y viajar, recorriendo Latinoamérica mientras trabajaba.
Sin embargo, las cosas no estaban resultando tan fáciles como yo me las imaginaba. Además, estaba atravesando una especie de crisis existencial que luego me enteré le pasa a muchas personas alrededor de los veintipico de años. Así que teniendo pareja, amor, viviendo en el lugar que deseaba, viajando, y disfrutando de mis amigas y familiares, no era del todo feliz.
Algo debí googlear que llegué a un curso de coaching. Había oído hablar del coaching, había leído algo pero no estaba segura si me serviría. De hecho, por aquel entonces, acudía a psicoterapia para solucionar mis historias mentales. Le daba vueltas a lo que significaba para mí volver a mi ciudad natal, el hogar ideal, mis deseos de seguir mi vocación, etc. En fin, en esas estaba yo cuando vi un curso económico de coaching personal, educacional y ejecutivo. Pensé que podría aprender y algún día yo misma convertirme en coach para ayudar a otras personas a ser felices.
El curso aquel de tan barato que era, resultó ser bastante malo. La mujer que lo impartía tenía un tono de voz que me irritaba sobremanera (cosas que pasan, nada personal). Pero me dio las bases para hacer una especie de proceso de auto-coaching. No tenía una coach que me hiciera preguntas relevantes como yo hago ahora pero sí algunas herramientas que me ayudaron a conocerme un poquito más. Me pregunté cosas que antes no me había preguntado.
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Conectando los puntos hacia atrás
Conectando los puntos hacia atrás me doy cuenta que el coaching personal siguió influyendo en mí los siguientes años. Empecé a leer más sobre el coaching y me dije a mí misma que algún día me formaría como coach para ayudar a otras personas. Ayudarlas a encontrar la felicidad y el disfrute de la vida. Algo que ya intentaba hacer con mis artículos en el blog Disfrutar la Vida Hoy. Todo estaba relacionado con esa intención, ese deseo mío de disfrutar la vida al máximo y ayudar a otras personas a que la disfruten.
Pasó el año, nos mudamos a vivir a España y yo seguía leyendo cosas sobre coaching. Sin embargo, los cursos para convertirme en profesional costaban muy caros, o al menos yo no podía costeármelos. Además, tenía dudas de si realmente era mi profesión.
En el pasado había tenido intenciones de estudiar psicología para ayudar a las personas en su crecimiento emocional, pero mis creencias limitantes me frenaron. Me decía «Soy demasiado sensible para escuchar las historias de dolor de otras personas». Y esas creencias seguían ahí en mí y ahora me decían que quizá no sería válida para ser coach. Así que mi historia con el coaching personal no se concretaba.
Un viaje de auto-descubrimiento
Ese mismo año dejé Madrid y me fui a vivir a Palma de Mallorca para darme cuenta al final del verano que tampoco estaba a gusto en ese trabajo y que necesitaba hacer un viaje en solitario.
Me fui a recorrer el Sudeste Asiático, donde además de caminar y conocer, me dediqué a pensar, a reflexionar y a escribir. También aprendí a meditar con monjes budistas que amablemente me explicaban y me acompañaban en mis primeros intentos. Y practiqué yoga frente al río en un pueblo de Laos durante mi estadía allí. Todo me llevó a conocerme más y poco a poco fui entendiendo qué quería para mi vida, qué quería hacer con ella, aunque no acabara de concretar.
Al año siguiente, recibí como regalo un libro sobre las herramientas del coaching. Tras leerlo quería confirmar mi idea de convertirme en coach profesional. Lo que sucedió es que estaba tan ocupada en los quehaceres del día a día y mi trabajo que tardé mucho en leerlo.
Cuando por fin me decidí, y me di cuenta que sí quería ser coach, había pasado otro año. Contacté con varias escuelas y averigüé precios, para volver a darme cuenta que la cosa no era tan fácil. No podía permitirme pagar mi formación, o al menos eso es lo que pensé en ese momento.
La magia del coaching personal en mí
Pasó otro año más y volví a preguntar precios pero esta vez me decidí a invertir en mi, en mi presente y mi futuro. Era ahora o nunca, no quería seguir postergando mis sueños.
Si tanto deseaba ser Coach Profesional debía arriesgar e invertir los ahorros que tenía para formarme. Elegí la escuela y me inscribí. Empecé a estudiar y lo que viví durante los 8 meses de curso de experta en coaching no fue solo una formación. Fue un proceso de auto-conocimiento, de descubrimiento total.
Gracias al curso con el que me formé como Experta en Coaching Profesional, y gracias a mi proceso de coaching con mi mentora Bienvenida Morote y otras colegas experimenté una transformaición. Aprendí técnicas que me ayudaron a ser mejor persona, superar mis barreras limitantes y a sentirme capaz y merecedora. Nunca antes había entrado tan profundo en mí como esos ocho meses. Practicaba yoga, meditación, hice cursos de mindfulness y viajes de descubrimiento, pero esto fue diferente.
Fue una experiencia única que me llevó a un cambio de vida radical. Una vida mucho más consciente, más equilibrada emocionalmente, más en mi centro, más a gusto y más feliz que nunca. Y desde entonces, disfruto del coaching, del mindfulness, de una equilibrada gestión emocional y de compartir lo que aprendí con todas aquellas personas que están y que llegan a mi vida.
Vivir una vida aplicando las técnicas del coaching y de la inteligencia emocional me han hecho vivir una vida más plena y feliz. Me animan a disfrutar la vida hoy más que nunca. Me siento muy afortunada y feliz.
Esa es mi historia con el coaching personal. ¿Y la tuya?
¿Conoces algo sobre el coaching personal?
¡Te leo en comentarios!